En Castilla-La
Mancha, las primeras fases correspondientes a la etapa
denominada preindustrial han estado íntimamente
vinculadas a la intervención pública a
través de las Reales Fábricas del siglo
XVIII, basadas en la transformación de recursos
naturales (lana, metales) cuya vida fue corta por las
numerosas dificultades que encontraron en un entorno
tan poco desarrollado como éste. Junto a ellas,
la minería, practicada desde época prerromana,
alcanza su mayor auge en el siglo XIX con las extracciones
de cinabrio (Almadén), plata (Hiendelaencina),
azufre (Hellín) o carbón (Puertollano).
Es sin duda Puertollano
y su entorno, el enclave más conocido en donde
los ferrocarriles mineros alcanzaron
un mayor desarrollo, con una densa red de ferrocarriles
que rivalizaba con la de algunos estados europeos. (Ferrocarriles
Mineros de Puertollano).
Posteriormente estas
actividades se reorientarían hacia la petroquímica
y la generación termoeléctrica a partir
de carbón bituminoso, único ámbito
en el que se ubica la industria pesada en la Comunidad.
Sin embargo dentro
de Castilla-La Mancha han existido otros ferrocarriles
mineros, desconocidos para la mayor parte del público,
que se localizaron en la zona minera de Hellín
y cuyo desarrollo estuvo vinculado al ferrocarril de
MZA que conecta Chinchilla con Murcia y Cartagena.
Rescatamos del olvido
estos dos ferrocarriles con sendos trabajos de Francisco
de los Cobos Arteaga. |