Ciudad Real, del nudo de Alcázar
al AVE
La formación
de la red ferroviaria en Ciudad Real arrancó
en 1854 con la línea Aranjuez-Almansa, una obra
que supuso la construcción de la estación
de Alcázar de San Juan, primera de la provincia.
Esta localidad se convirtió desde el inicio en
un nudo clave de comunicaciones ferroviarias, ya que,
además de servir de paso para la línea
a Levante, de allí arrancarían las líneas
que prolongarían la ruta desde Madrid hacia el
sur y el suroeste.
Alcázar
de San Juan, principal nudo ferroviario de la
región, es un ejemplo de estación
con disposición en isla |
En 1861 se inauguró
la línea de MZA hasta Manzanares y Ciudad Real,
y cinco años después se abrirían
las líneas Manzanares-Córdoba y Ciudad
Real-Badajoz, ésta construida por la Compañía
del Ferrocarril Ciudad Real a Badajoz, absorbida por
MZA. Hacia 1880 quedó completada la red provincial
con las líneas Madrid-Ciudad Real, Ciudad Real-Badajoz,
Valdepeñas-Puertollano y Puertollano-San Quintín
y Puertollano-Peñarroya, así como las
de vía estrecha de la cuenca minera de Puertollano.
Este esquema se mantuvo con pocas variaciones durante
buena parte del siglo XX.
La llegada de la alta
velocidad en 1992 convirtió a la línea
Madrid-Sevilla en la principal de esta provincia, desde
entonces la única de España con dos estaciones
del AVE (Ciudad Real y Puertollano) hasta que Zaragoza
compartió esa distinción. Esta infraestructura,
realizada a costa del desmantelamiento del tramo Parla-Ciudad
Real de la línea Madrid-Badajoz, convive ahora
con una red convencional que mantiene su extensión
y que sirve tanto a largas distancias como a trenes
regionales, aunque su número de estaciones se
ha reducido en más de una veintena.
Alcázar
de San Juan no sólo fue la primera
estación provincial, sino que desde sus orígenes
asumió un papel relevante como centro de arranque
de las líneas a Andalucía y Extremadura.
Esta importancia aconsejó ya en 1863 ampliar
el edificio de viajeros provisional (un rectángulo
de 42x10 m, de una planta), alargando su longitud para
ampliar las salas de espera e instalar un café-fonda,
además de una marquesina en la fachada del pueblo.
En 1889 se elevó en doble planta, siguiendo una
traza neoclásica y elegante, y se construyeron
aseos independientes. Este edificio, que cierra la avenida
de acceso a la estación, es el que, tras sucesivas
reformas, conforma el actual pabellón de ingreso,
de tres cuerpos de ladrillo visto rojizo con azulejería
en la fachada, con vestíbulo, taquillas, oficinas
y locales comerciales.
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Pabellón
de acceso de la estación de Alcázar
de San Juan, con la escultura dedicada al Guardaagujas |
Frente a él,
un complejo matriz en isla, aislado por las vías
y al que se accede por un paso subterráneo, con
una serie de edificios alineados, entre ellos el principal
(con sala de espera, facturación y recogida de
equipajes, correos, policía, puesto de mando,
etc.), el café-fonda (una joya decorativa, con
un impresionante zócalo de azulejos de 1873 que
refleja mil pasajes del Quijote) y los urinarios.
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Fonda
de la estación de Alcázar de San
Juan, actualmente cerrada |
Este complejo, remozado
a principios de los años 80 del siglo XX, está
cubierto por marquesinas formadas por columnas y piezas
de fundición que son una réplica de las
instaladas por MZA en 1861. El pabellón de acceso
y el complejo matriz están protegidos por ley.
Esta estación, de la que ya han desaparecido
los talleres de reparación, continúa siendo
hoy en día la de más número de
viajeros de toda la comunidad, tanto de términos
como transeúntes.
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Complejo
en isla de Alcázar de San Juan |
Si Alcázar
es la estación más antigua de la provincia,
Ciudad Real Central
es la más moderna, ya que se inauguró
en 1992 para el AVE Madrid-Sevilla. Conforma un pulcro
y moderno complejo a las afueras de la ciudad. De tres
alturas, su seña de identidad es la marquesina
metálica que, apoyada en dos columnas, cubre
la entrada en chaflán, así como su enorme
vestíbulo, cubierto por un lucernario alargado
en forma de pirámide. Se construyó sobre
la estación de MZA que durante 125 años
dio servicio a la ciudad, que a partir de 1879 contó
con una segunda terminal, la estación
nueva, aún en pie, del directo Madrid-Ciudad
Real.
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Fachada
de la estación Ciudad Real Central |
La estación
de MZA, de segunda clase, fue proyectada
en 1863 para reemplazar al edificio provisional y terminada
en 1880, con sus muelles y urinarios independientes.
El edificio original, rectangular de dos plantas, superficie
de 450 m² y fachadas de ladrillo visto con cubiertas
de pizarra, se fue adaptando a las necesidades del ferrocarril
con sucesivas modificaciones, entre ellas la ampliación
de 1884, que alargó el edificio, creó
viviendas para el personal ferroviario y nuevos muelles.
Las cocheras se derribaron en 1944.
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La estación
de MZA de Ciudad Real estuvo en servicio hasta
el año 1992 |
Puertollano,
epicentro de la cuenca hullera, también construyó
en 1992 una nueva estación del AVE para reemplazar
a la antigua. Ésta, fechada en 1864, era el centro
neurálgico de las líneas hacia las minas,
por lo que su tinglado ferroviario incluía una
gran terminal de carga dotado de muelles, lavadero central
y demás instalaciones industriales, hasta donde
llegaban líneas con cuatro anchos de vía
diferentes. La estación moderna no guarda relación
con la vieja. Su rasgo más acusado es su fachada,
con dos enormes columnas de ladrillo visto que enmarcan
la entrada a la estación, en una composición
rectilínea y austera sin concesión al
detalle.
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Fachada
de acceso de la estación AVE de Puertollano |
Otras estaciones destacadas
son Valdepeñas y Manzanares, del último
tercio del XIX y renovadas en el primer cuarto del XX,
que incorporaron bodegas y fábricas en sus aledaños,
especialmente la primera. Valdepeñas
se compone de un edificio rectangular de dos plantas
al que se añadieron en 1917 dos cuerpos laterales
de una planta, que sobresale por su doble marquesina
a lo largo de todo el edificio según diseño
de MZA: cerchas de hierro laminado sobre columnas de
hierro fundido en los andenes y sustentada sobre ménsulas
con perfiles de hierro en el lado ciudad.
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Fachada
lado ciudad de la estación de Valdepeñas |
Manzanares,
con un pabellón de acceso enfrentado a otro en
isla como en Alcázar de San Juan, luce sendos
edificios de una sola planta, alargados, con recercado
azul de ventanas, puertas y esquinas en contraste con
el blanco dominante. Este rasgo colorista se repite
en otras estaciones provinciales como Daimiel
–ésta con una marquesina metálica
protegida por ley–, Guadálmez-Pedroches,
Venta de Cárdenas
o Cañada de Calatrava.
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Estación
de Daimiel con los coleres típicos de las
estaciones de la zona |
El recorrido por Ciudad
Real no puede concluir sin una mención a la estación
de Río Záncara,
cerca de Tomelloso, construida en 1929, un prototipo
de MZA similar a la de Minaya (Albacete), de estilo
historicista, con parte de sus instalaciones bajo protección
de la Ley de Patrimonio Histórico. El edificio
de viajeros es una construcción maciza de dos
plantas a base de muros fragmentados de ladrillo, con
tejado a dos aguas coronado por crestería de
cerámica y un molino metálico en un extremo,
que impresiona por el concienzudo trabajo en el ladrillo
visto de las fachadas, un estilo que comparten el edificio
de urinarios y la torreta de señales.
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